Después de horas viajando en autobús, por fin llegamos al estrecho de Magallanes. Paramos un rato. Estábamos esperando a que llegara el barco que nos llevaría hasta la Isla Grande de Tierra de Fuego.
Fui a pasear por la orilla... Cual fue mi sorpresa cuando, al mirar al suelo, descubrí decenas, cientos, miles de conchas marinas... todas brillantes, preciosas... empecé a llenar mis bolsillos, sin pensar en que viajábamos con mochila. No podía parar, me gustaban todas!
Traje muchas para casa... regalé algunas, pero aún me quedan unas cuantas...
Siempre me han gustado las conchas marinas, cada vez que voy a la playa tengo que coger algunas y llevarlas para casa... no puedo evitarlo, las tengo por todos los rincones de la casa...
Qué hacer con tantas?? hilarlas, como el tiempo... y, he aquí el resultado!
Haré alguno con las conchas del estrecho de Magallanes... eso sí, edición limitada!
Hasta pronto.
